El enfoque psicosocial: primera herramienta para la reconstrucción
El enfoque psicosocial:
primera herramienta para la reconstrucción
Por: Carlos Alberto Ruiz Castiblanco
“Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le
ruega que le permita entrar a la Ley” Así comienza el cuento “ Ante la Ley” del
escritor Frank Kafka, situando al lector en una situación particular y
cotidiana: la necesidad de justicia por el ciudadano de a pie. A través del
mismo, se personaliza al guardián como el primer obstáculo, la primera barrera
para acceder a la Ley la cual será impenetrable en todo momento para ese
campesino. Cabe la pena resaltar que ese primer impedimento bien puede ser
representado por cualquiera de los diferentes actores que se sitúan alrededor
del acceso y la administración de justicia, a saber: el practicante, el
abogado, un secretario, un juez, el magistrado, la ley misma o el proceso,
entre muchos otros.
En este orden de ideas, al ser practicantes del consultorio jurídico bien
podríamos estar representando el rol del guardián, impidiendo con nuestras
actuaciones u omisiones el eficaz acceso a la
justicia, la materialización de los derechos de los usuarios. Es por
este motivo que es importante rescatar uno de los postulados del enfoque de la
rehabilitación psicosocial contenido en la ley 1448 de 2011, también conocida
como ley de víctimas, el cual procura en que la víctima debe ser observada más
allá del sufrimiento. Esto implica, identificar en el sujeto las situaciones y
condiciones que se desbordan del hecho de haber sido víctima del conflicto
armado interno colombiano, tener conciencia que ellos son más que dolor y
necesidad. En este sentido, reconocer que son personas con anhelos, sueños,
ilusiones, saberes, prácticas culturales y una visión de mundo particular.
Lo anterior en pro de ser instrumentos no sólo para la materialización de
ayudas en dinero o en especie, sino también instrumentos para escuchar, para
callar, para no juzgar, para entender y ser conscientes de la realidad del
otro. En ocasiones, una escucha sincera alivia, al menos por ese instante, una
angustia, un congoja que puede cargar en su vida la víctima. En ocasiones, un
saludo, un abrazo, una sonrisa genuina puede ser el primer paso para la
reconstrucción y redignificación del individuo. Y estoy plenamente seguro, que
en muchas ocasiones más, un interés real materializado a través de una llamada,
una comunicación, un mensaje puede significar el comienzo de renacer en ese
sujeto la esperanza.
Es deber de todos y cada uno de los operadores judiciales y de aquellos que
tenemos participación en esta rama,
reconocer en la víctima situaciones reales, tratar en todo momento de ser
consciente que ésta tuvo una vida antes de las situaciones que lo llevaron a su
actual estado. Me imagino a Doña Margarita* antes de ser amenazada y desplazada por un grupo armado organizado al
margen de la ley, en su finca, con sus vacas y animales de patio, con su
parcela y los alimentos que sembraba y cosechaba, me imagino la sonrisa de sus
hijos corriendo por los potreros, me la imagino llamándolos a la comida,
solucionando los problemas cotidianos de la realidad rural en Colombia. Pienso
recurrentemente en la vida de Don Alfredo*, cuando se dedicaba junto a su madre
al ordeño y a la producción de queso, viviendo con sus hermanos en vastas
extensiones de tierra, despertando cuando aun no despunta el sol, al son del
cantar de los gallos. Y soy consciente de lo mucho que dista de su situación
actual.
El enfoque psicosocial atribuye a todos aquellos profesionales,
estudiantes, funcionarios y demás personas que tengan acercamiento con las
víctimas, la función de ser una herramienta para recomponer en estos aquello
que ha sido derruido por las situaciones especiales. Saber escuchar, pronunciar
las palabras precisas, no tener prejuicios y entender que la realidad rural
colombiana y la realidad de la víctima dista, en su gran mayoría, de las
condiciones individuales. Por esta misma razón es un deber moral, ético y
profesional ser en todo momento un instrumento para abrir puertas, para el
acceso y efectivización de los derechos y jamás ser los guardianes de los que
hablaba Kafka y mucho menos terminar de la manera tan desgarradora como termina
este cuento:
“-Todos
busca la Ley- dice el hombre-. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí,
nadie ha solicitado permiso para llegar a ella?.
El
guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que
sus oídos debilitados perciban las palabras.
–Nadie
más podría entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti
solamente. Ahora cerraré.”
*Los nombres fueron alterados por respeto a la
intimidad de los sujetos.
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