EL RASTRO DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN COLOMBIA
Empezar siempre es la parte
mas difícil de cualquier situación en la vida de las personas, puntualmente en
el caso de la población desplazada, es un nuevo comienzo provisto de
incertidumbre, es la otra cara de la moneda que la mayoría de la población
civil y el Estado aun no ven o no quieren verlo, pues dejamos en manos del
Estado la obligación de reparar a las víctimas, desconociendo que como
población civil también podemos contribuir para garantizar los derechos de la
población desplazada y brindarles el acompañamiento necesario que muchas veces
el Estado no ofrece o no satisface a este grupo poblacional
En el mundo, Colombia ha
sido uno de los países con mayor índice de violencia a lo largo de su historia,
empezando el conflicto desde la época de los años 30 a la actualidad. En el año
2017, Colombia, según las cifras de la ACNUR, fue el segundo país con mayor
cantidad de desplazados internos en el mundo con 7.7 millones de personas,
dentro de los que se encontraban grupos de poblacion marginal como los campesinos,
indígenas y afrodescendientes.
Es menester traer a
colación lo que se entiende por desplazamiento forzado, este es un fenómeno
masivo, de larga duración a manos de grupos armados organizados al margen de la
ley los cuales se encuentran vinculados al control de ciertos territorios
específicos para la ejecución de actividades ilícitas como el secuestro,
narcotráfico, extorsión, entre otros.
Las consecuencias de la
guerra no solo la vive la población desplazada, también afecta a la sociedad en
general, ya que el desplazamiento masivo hace que en las grandes plazas se
incremente la población y la pobreza, por lo cual, al llegar a las ciudades, su
posibilidad de conseguir empleo es limitado lo que genera que muchos opten por
la delincuencia debido a la falta de oportunidades de trabajo, lo que
incrementa la inseguridad en áreas urbanas.
De
igual manera, también afecta la economía del país, porque la
población rural cesa su producción generando que los ingresos para las personas
que se quedan en el campo, sean precarios y casi escasos. Otro factor que
afecta la economía son los cultivos ilícitos por parte de los grupos armados
organizados al margen de la ley, ya que utilizan este medio de producción para
subsidiar la guerra y origina un desequilibro en la ley de la oferta y la
demanda, sin olvidar que de dicha producción empiecen a operar bandas de
microtráfico que afectan de igual forma la población citadina.
Mucho se ha dicho de los
intentos del Estado colombiano por entablar conversaciones armoniosas con los
grupos ilegales para cesar tantos años de guerra, pero lastimosamente han sido
infructuosos. La desigualdad y la división social son factores que han sido
óbice para el incremento de la violencia y el estancamiento de los procesos de
paz que el gobierno ha intentado mantener a flote.
Finalmente, el Estado
cuenta con el deber constitucional de velar por la protección integral de las
víctimas, pero para lograrlo de manera efectiva es necesario fortalecer y
mantener la institucionalidad de las entidades estatales para que los procesos
de reparación no perduren en el tiempo, para evitar la insurgencia de conductas
que revictimicen a los inocentes, para que toda reparación se funde en la
verdad y la transparencia, para que aquellas medidas de reparación no solo se
vea representadas en sumas de dinero sino que haya acompañamiento psicológico
que les ayude a sobrellevar la situación de marginalidad y desconcierto, y lo
más importante, para crear conciencia social y estatal de credibilidad en el
acuerdo de paz por el que el país está cruzando y así lograr un escenario de
reconciliación social en donde víctimas y victimarios puedan vivir en armonía y
logren perdonar y ser perdonados, y con ello se evite la posible reaparición de
futuros grupos armados ilegales que nos arrebate nuestro derecho constitucional
a la paz.
Escrito por: LAURA CRISTINA VELANDIA
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